Ayer acudí junto con familiares y amigos al acto final de campaña de Podemos para las elecciones Andaluzas.
Nada más llegar a los aledaños del Velodromo de Dos Hermanas lo primero que vi, para mi sorpresa, fue a muchas personas de edad adulta o de la tercera edad. Cosa sorpresiva en un partido que tildan de "casta universitaria", de "niñatos" o de "inexpertos".
Lo que no vi fueron rastas. Y no es que las critique, no seré yo quien juzgue la apariencia, simplemente me resultó extraño dado que también son (somos) un partido de "perroflautas".
Vi, por encima de todo, mucha gente, muchas personas venidas en autocar de todos los rincones de mi comunidad autónoma. No sé cuantas personas vi, pero lo que no vi fueron huecos vacíos. Llegamos a dudar, ya dentro, de que cupiera todo el mundo, ya que aun estando abarrotado, seguía entrando gente.
Vi muchas banderas andaluzas y vi solo 1 republicana. Eso sí, no vi ninguna bandera anticonstitucional, con pájaros. Tendré que mirar videos de mítines del Partido Popular a ver si por allí había más águilas.
Vi muchos niños. Niños que aún no entendían que era aquello, pero que jugaban con los niños de otros asistentes.
No vi ni un sólo altercado, ni discusión, ni tensión. Vi gente paciente, que cedía el paso y que hablaba con extraños con cordialidad.
Vi jóvenes hablando con abuelos.
Vi a mi padre, de 60 años hacer la ola, aplaudir y vi a mis amigos emocionarse y cantar el himno a Andalucía.
No vi Venezuela, ni vi terroristas. No vi a Hugo Chavez (nótese la ironía), ni a Stalin.
Vi (oí) muchos aplausos y cánticos de ilusión. No de revancha, ni de odio, ni de venganza. De esperanza.
Vi a Iñigo Errejón y a Pablo Iglesias. Y me gustó lo que vi.
Pero vi sobre todo vi a Teresa Rodríguez. Y ahí vi mucho.
Vi como una chica normal, sencilla, divertida y profundamente clara, puede (debe) ser mi presidenta.
Porque vi una candidata a la que entendí cada palabra, cada idea.
Vi ideas claras, concretas, y sobre todo necesarias. Vi mis ideas.
No vi frases vacías, promesas irrealizables ni sloganes comerciales. Vi a alguien que no entiende al pueblo, ES pueblo.
Vi a una seño (maestra) que se crió donde lo hice yo, que jugó a los mismos juegos, que tomó cervezas donde yo. No vi a una política para el ciudadano. Vi a una ciudadana haciendo política.
Vi, o más bien, confirmé, que Podemos no trabaja para el pueblo, sino que ES el pueblo.
Vi un partido nacido de aquellas acampadas indignados de hace casi 4 años. Vi la evolución de aquello de vi nacer.
Y no me sentí observador sino parte, no me sentí militante sino dueño. No me sentí votante, sino gobernante.
No vi huecos vacíos.
Vi lo que quiero para mi tierra andaluza y española. Jóvenes preparados y mayores sabios dialogando, compartiendo ideas y poniendo, desinteresadamente, todo su potencial, sus conocimientos y sus ganas.
Vi bomberos, amas de cada, jubilados, profesores, médicos, funcionarios, agricultores.... No vi señoritos.
No vi imputados.
No vi terroristas.
Vi leonas defendiendo su camada, vimos a Concha, de 80 años.
No vi esclavos, ni deudores.
Vi hombres y mujeres libres. Que no le deben a nadie.
Vi ilusión.
No vi miedo.
Vi cambio.
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